miércoles, 24 de agosto de 2011

La Señora Ingrata

Se casó y no invito, se excusó de amnesia emocional por su anhelado matrimonio, sin recordar que fue compinche en la adolescencia de innumerable anécdotas y participes de amoríos novelescos, superando al inmortal amor en Venecia que ni el mismo Shakespeare hice imaginado escribir, se casó y se transformó de una hermosa niña, púber, adolescente y señorita a una señora realmente hermosa, le deseo toda la suerte del mundo en su nueva faceta y espero que sí, no olvide o se excuse de amnesia que los amigos siempre estarán en las buenas y en las malas como lo estuvieron alguna vez. Mientras algunos como yo, seguimos en un celibato de manera involuntaria y en ocasiones temiéndole al compromiso pero también con la idea de algún día el anhelado matrimonio.